Las primeras plantas verdes que poblaron la Tierra fueron las algas.
Son organismos vegetales que viven en el fondo del mar, aquellos vegetales, usualmente diminutos, cuyas especiales características les permitieron resistir las altas temperaturas que ofrecen los mares en los remotos tiempos de la formación de nuestro planeta Tierra.
Tras un periodo lento, sin embargo progresivo enfriamiento de todos los elementos que componían la corteza de la Tierra, las condiciones ambientales de aquella se hicieron más favorables al desarrollo de la vida. Las algas fueron evolucionando, organizándose, y dieron paso a una larga cadena de especies nuevas que derivaban unas de otras y abandonaban el medio líquido para adaptarse al terrestre. Aparecieron los líquenes, los musgos, los helechos, hasta terminar el largo proceso con la estructuración de las plantas con flores.
Según estudios la mayoría de las plantas superiores son terrestres, siendo algunas vivientes en un medio acuático. Una de estas es el nenúfar cuyo tallo vive enterrado en el fango como si fuere una raíz.
El nenúfar crece espontáneo en las lagunas de los países templados y cálidos, usualmente lo encontramos en los estanques de los jardines. Sus variedades proceden de cruces entre el nenúfar blanco Europeo y otras especies de América del Norte y de Asia. Podemos encontrar los siguientes colores, blanco, amarillo, cobre y rojo.
